Friday, December 02, 2005

¿Mala mujer?


Santiago. Diciembre. Calor infernal. Barrio Patronato. Entre las miles de bolsas plásticas negras con viejitos pascueros blancos que dicen “Mery Chrismas” (sí, escrito así mismo), suena mi celular.
— Conyyyyy… ¿cuándo te vení a Viña? Te estamos preparando una recepción —es mi amiga Maca al otro lado del teléfono— no veí que erí nuestro orgullo porteño.
Claramente me río. El vituperio está organizado por mis incondicionales amigos viñamarinos quienes consideran lo máximo que haya quedado seleccionada en “Reportajes” de El Mercurio y eso (como tantas otras cosas por las que hemos celebrado a lo largo de nuestra amistad) amerita una festividad enjundiosa.
Me río. Me río, me emociono y me alegro. Especialmente en un día como hoy. Ayer llegó a mis oídos un rumor. Ese género nunca bien ponderado y lúdico afectivo que a la gente le encanta difundir, especialmente si destruye a otra gente. Pero no era tan divertido, porque la víctima, esta vez, era yo.
En realidad al respecto estoy curada de espanto. Si pescara cada rumor que me inventan estaría pololeando con la mitad de la U, además de que la otra mitad no me pescara y todas esas cosas de la vida personal que a la gente le encanta inventar y que a mi me encanta ignorar por idiotas.
Pero esta vez era diferente. Resulta que el comentario de turno hacía (es decir, hace) referencia a una supuesta falta de ética en el campo laboral, por decirlo bonito. Aserruchamiento de piso, en jerga popular.
El tema ya iba en la tercera generación del “te digo que me dijeron” y supuestamente hay mucha gente enojada conmigo por chueca, por aserrucharle el piso a una compañera con la que trabajé en un proyecto y a la que supuestamente me “cagué” (nuevamente en jerga popular) quedándome con más pega de la que me correspondía.
No sé de dónde salió el rumor, pero tengo mis sospechas. En todo caso ese no es material para analizar en esta columna, especialmente porque no me caracterizo por pagar con la misma moneda, es decir, andar inventando rumores sobre especulaciones. Tal vez no sea un rumor propiamente tal, pero quiero pensar que sí.
El tema que sí me importa es la gente que lo difundió. Principalmente porque a algunas personas las consideraba pseudos cercanas. En otras palabras hubiese esperado la deferencia de, por último, preguntarme mi lado de la historia.
Los detalles tampoco vienen al caso, pero más allá de las cosas como fueron realmente (hay más testigos que yo en la historia), me extraña que me tilden de chueca y que crean que yo soy capaz de cagarme laboralmente a una compañera. De mí pueden decir muchas cosas, que soy pesada (sí, a veces, gracias), estresada y bruta para decir las cosas, pero por eso mismo saben que soy sincera y derecha, especialmente en temas laborales.
Uno no puede caerle bien a todo el mundo y los pelambres personales no me afectan mayormente (la gente tiene derecho a que uno le caiga mal), pero en el ámbito profesional no voy a aceptar comentarios infundados, porque no tienen derecho a hacerlos.
Me he caracterizado toda mi vida (escolar y universitaria) por ser buena alumna y decir las cosas a la cara. Aunque eso me ha traído más de un problema, en mi profesión eso se agradece. Por eso que me extraña que personas con las que yo he trabajado y especialmente con las que he tenido que enfrentar chuecuras de otros o proyectos fallidos no tengan ni la mínima deferencia de preguntarme a mí cómo fueron las cosas antes de andar esparciendo comentarios infundados.
Las cosas siempre tienen dos versiones y una verdad. Y con ese pensamiento filosófico cierro esta columna y me voy a Viña, a la choripanada bailable que me prepararon mis amigos, esos que nunca creerían en rumores porque me conocen. Menos si hacen alusión a mi calidad profesional, porque saben que el perfil del aserruchador es un tipo mediocre, que no tiene otra forma de ganarse la pega que quitándosela a otros. Mis amigos, los “the real” saben que, gracias a Dios, yo no necesito aserrucharle el piso a nadie para ganarme una pega, porque pueden decir muchas cosas de mí, pero la pega la hago bien y quienes han compartido conmigo en el ámbito profesional no pueden —o no deberían— decir lo contrario.

1 Comments:

Blogger valeria said...

yo tb creo eso: tú no necesitas sacar serrucho para surgir profesionalmente.
te kero migui.

December 02, 2005 2:15 PM  

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