Sunday, June 11, 2006

Beibishagüer's time (a lo Chamy, por supuesto)


“Cony…”. Siento una voz como del más allá. Estoy soñando algo bonito, agradable, como diría Tony Kamo, pero… “Cony…”, la voz denuevo. Abro un ojo y aparece la cara de mi roommate encima mío. “Llamó tu mamá. Como no le contestaste me encargó que te despertara porque tu hermana se va a Viña a la 1 y tienes que estar lista”.

Le doy las gracias por el recado mientras en mi agenda mental anoto: “Nota: matar a mi madre”. Considerando que me acosté a las 7 luego de mi siempre agradable viernes de cierre, que 4 horas más tarde me despierten no es alentador. Especialmente considerando que NUNCA le dije a Patty que pensaba irme a Viña este finde. No alcanzo a abrir el otro ojo y ya está prendiéndose la luz de mi celular estratégicamente dejado en silencio.

“Mamá” en la pantalla.

—Aló— dejo a su conciencia mi tono de voz.
—Hija, por fin, te he llamado toda la mañana.
—Adivina por qué no te contesté
—Sí, si sé. Te acostaste tarde y dejaste el celular en silencio. Por eso le dije a la Andrea que te despertara.
Respiré profundo. Patty me supera. ¿Si sabía que no quería contestarle, para qué hizo que me despertaran?
—Es que tu hermana fue a Santiago en auto y dice que a la 1 estés en…
—Mamá, tengo un cumpleaños— le insistí a Patty Chamy a ver si la cortaba con la tonterita.
—Ay… pero la familia está primero —sentenció mi madre que siempre me caga y siempre juro que no volveré a caer con esa fórmula de manipulación— y el “Beibishagüer” va a estar taaaaan entretenido.

Ya he manifestado mi “amor” por aquellas costumbres gringas adquiridas como el Día de San Valentín, Halloween y el Día de Gracias. Esas ideas anglosajonas tan naturalmente metidas como a presión en nuestra idiosincrasia que, vistas desde fuera, parecen documental de Michael Moore.

No, estar entre una decena de mujeres en una especie de despedida de soltera, pero cambiando a Joe Cocker por Mazapán no es lo mío. Si a eso le sumamos que ahora hasta las grandes tiendas te dan la opción de hacer una lista de regalos para tu propio Baby Shower, la opción se ve patéticamente cercana. ¡Qué lindo! Ahora además del regalo en la Clínica hay que gastar plata en alhajar a el/la guagua con mamaderas Avent, ropa Colloky y juguetes Fisher Price sólo por el gran mérito de que va a nacer. No, definitivamente no es lo mío. Sin embargo, a veces —como me ha enseñado mi cuñado— hay que estar en las buenas, en las malas y… en las ridículas. Así que ahí estuve, a la 1, lista para la apasionante aventura.

Me fui todo el viaje comentándole a mi hermana parvularia que yo no estaba para idioteces. Ella iba de lo más interesada en los juegos que sus amigas —también profesoras y también dentro del auto— le contaban. “Tienes que tener un confort para medirle la guata”, decía una. “Pueden ponerse de meta no decir la palabra Bebé ni Guagua en una hora y la que la dice tiene penitencia”, explicaba la otra. “Como cuando en las despedidas de soltera una no puede decir ‘Pi…’”… no alcancé a terminar la frase cuando mi hermana ya me estaba gritando: “¡Constanza!” Su llamado por mi nombre completo me insinuó que ya estaba hablando demasiado. “Anota lo que dicen las chiquillas, para que no se nos olviden, será mejor”, me dijo. Mi sola cara de “Qué parte de ‘no estoy para juegos idiotas’ no entendiste” la hizo desistir de la idea. “Duérmete mejor, dormiste tan poco, pobrecita”. En realidad el mensaje era “Deja de pasar por vieja amargada con mis amigas y apágate un rato”. No lo tomé como una ofensa y me dormí.

Llegamos a Viña y ¡Que comience la fiesta! Mi sobrina, que viene siendo como mi hermana chica y aliada de ironía para estos eventos me abandonó.
—No voy y es definitivo— me dijo.
—Pero Javiera… yo ya vine ¡y tenía un cumpleaños!— rogaba yo.
—Por tonta te pasa… seguro que voy a andar yendo a ver a un lote de viejas hacer el ridículo— me dijo. ¡Alguien que me entiende!
—Déjala, pobre, tiene otras cosas que hacer— interviene Patty y yo la miro con cara de “Y yo estaría haciendo bolitas de dulce en Santiago”.

Sin mi apoyo irónico partí a la súper celebración. Al llegar, mi prima —la dueña de casa y tía del futuro bebé— nos esperaba con tarjetitas de chupetes con nuestros nombres para colgarnos del cuello. Amarillas y azules, para formar equipos. “Ay no”, exclamé. Mi equipo era, digamos, la sub 80... y yo. Mis hermanas y primas habían quedado todas en el otro equipo y la Javiera no había venido. Hasta la madre anfitriona —la esposa de mi primo con 6 meses de embarazo— estaba en el amarillo y no en el celeste, como yo.

“Ya, vamos a empezar con un juego, que se sienten las más chicas en estas sillas”, explicó la anfitriona. Miro a mi alrededor. Tomando en cuenta que Javierita me abandonó y que la polola de mi primo chico también desistió a última hora adivinen quién era la más chica.

“Ya Conty, siéntate”. Ay no… por qué a mí. “Es que me voy a ensuciar”, trato de sacármela. “Noooo… na que ver, yo te voy a buscar un pañito”, es mi hermana la parvularia gozando ver cómo iba a tener que tragarme mis palabras junto con el apetitoso colado que me iban a meter hasta por la nariz.

De eso se trataba el juego. Las dos más viejas tenían que darle “Papa” a las dos más jóvenes. Pero con los ojos vendados y un par de vueltas. Sintiéndome toda una piñata, me senté resignada. El panorama no era auspicioso. Y bueno, terminé con colado hasta en las orejas.

“Ya, ahora si se lo sabe cante”, siguió mi prima. ¡YIPI! Continúa la diversión.

“Ya Conty… tení que sacar la cara por nosotros”, me dice mi prima y miembro del equipo, mietras en la radio comienza a sonar Mazapán. En realidad odio Mazapán, aparte de “La Cuncuna Amarilla”, que mi hermana —por supuesto que la parvularia— logró meterme a pulsión en mi temprana infancia, lo encuentro soporífero. No me sabía ni media canción, pero mi tía y mi mamá —en equipos antagónicos— se las sabían todas y estaban al borde del combo debajo de la campana. Cuando por fin lograron separarlas decidieron que mejor pasábamos a la “oncecita”, antes de que las hermanitas Chamy se sacaran los ojos al ritmo de “Mabrú se fue a la Guerra” —¿Carolín?—.

Ahí comenzó la apertura de presentes. Aunque el detalle de pedir regalos de marcas no dejó a nadie indiferente, todos terminaron llevándole la mamadera, el sacaleche y el chupete ultra pro Avent. Y claro, el parcito cómico de hermanas que tengo no hallaron nada mejor que comprarle un horrible “mameluco” tejido para echarle la talla, antes de pasarle los productos Avent. “Es para el frío de Santiago”, comentó una al entregárselo. Cuando la madre lo abrió, sólo atinó a decir “Uy, que lindo, gracias”. Ni comparable al beso que corrió a darle a mi otra hermana cuando recibió su primera mamadera de marca, lo que sacó las carcajadas de todas las presentes.

Finalizado el tecito siguieron los concursos. No me di ni cuenta cuando ya me habían elegido nuevamente de modelo, esta vez para “Vista a la guagua”. Básicamente, la tertulia consistía en hacer un atuendo infantil con un par de pliegos de papel crepé. Ni en eso lo logramos. Mi hermana parvularia diseñó un novedoso atuendo para mi otra hermana que, claramente, estaba mucho mejor ajustado que el “mameluco” que trataron de hacerme a mí. “Este es un pañal innovador, con un diseño que se ajusta a las necesidades de la guagua”, explicaba mientras su modelo se agachaba, daba vueltas y chupaba un chupete. Al mío no había por donde explicarle nada y yo sólo atiné a chuparme el dedo. Nuevamente perdimos.

Así, fracasada, vejada y tragándome todos mis comentarios anti tertulia volví a mi casa. La verdad es que no fue tan terrible y hasta lo pasé bien. Pero eso es 90% gracias a la familia que tengo y 10% gracias a la idea que alguna vez se le ocurrió a algún gringo ocioso. En realidad, creo que hay que hacerlo más seguido. Así que bueno, comenzaré a pensar —luego de ver “Sala de partos” ya estoy hecha toda una experta en el tema— en abolir mi idea marxista de nunca dejar que me organicen uno. Total… todo sea por las mamaderas, los juguetes y los mamelucos. Aunque para eso creo que me quedan aún —y siendo bien optimista— un par de años todavía.

9 Comments:

Anonymous Anonymous said...

Hola... primera vez que te posteo creo...
Me reí mucho con tu relato, de hecho, por un moento me sentí en tu lugar y es una lata cuando te obligan a ir a lugares... pero siempre pasa que ahi terminas pasándola bien. Cosas de la vida.
Bueno, a mi no me gustan mucho los "Beibishagüer's" ni las despedidas de solteras, ni las fiestas de matrimonios... ja ja, pero de vez en cuando voy a una que otra despedida donde regalan velas fálicas y cosas fálicas... y panes en forma de pene... en fin.
Una vez sugerí contratar un vedetto pero me encontraron loca, descocada y eso... por eso no me gustan. Talca es un poco anacrónica o solo mis primas que se casan lo son.
Saludos
Alma

June 15, 2006 12:24 AM  
Anonymous Anonymous said...

jajajaja
y a mi too ke me gustaba mazapan cuando pendex... igual a veces canto la del tren y la del raton pq aun me rio jajajaja

eso serio me cague de la risa

besotes
aioz

June 15, 2006 7:27 PM  
Blogger Isa said...

Volviendo de pasear por el blog de Bolgeri... así que no te gusto??? juajua, espero al menos caerte bien. Y me cargan las guaguas!!!!

June 16, 2006 11:26 PM  
Blogger Constanza Hola said...

Aviso de utilidad pública:
Por favor, si me van a responder comentarios que hice en otros blogs, HÁGANLOS EN LOS MISMOS BLOGS DONDE LOS HICE, (que es lo que se acostumbra) para que no me desperfilen este.

Gracias.

June 17, 2006 3:15 PM  
Blogger valeria said...

uuyyyy, qué pesada!!!!
yo acostumbro responder en el blog de otros Y en el mío... no sabía de esa costumbre de SÓLO responder en el blog de uno....
más libertad!!!
besos migui.

June 19, 2006 11:55 AM  
Blogger del libertador said...

que fome que eres. pero bueno... se entiende que "la linea editorial" de tan importante medio de comunicacion sea mantenida a como de lugar. Sobre todo por la enorme repercucion en el quehacer nacional.
Es mas facil mandar una carta al director a El Mercurio.
Fome.

June 19, 2006 2:21 PM  
Blogger Constanza Hola said...

No sé si es costumbre, pero es MI costumbre y, para bien o para mal, como es MI blog y yo soy su propia dueña, directora y editora, la impongo.

Y el tema no daba para tanto, era sólo un aviso para que no se extrañen si no publico respuestas de otros blogs.

He dicho. Hi Cony (manito en alto por favor)

Cony (the fürer)

June 19, 2006 8:31 PM  
Blogger Soledad said...

Jjajajajajajajajajaja.
Yo no sé qué fue lo que me dio más risa, si el relato mismo o tu petición dictatorial, jeje.

De todas formas, yo a veces respondo en mi mismo blog, pero dado que ya pasaron algunos días desde que posteaste, prefiero hacerlo aquí, así que barzamente aquí también te comento yo =P

A una de mis mejores amigas, sus compañeras de Universidad le organizaron un baby shower (¿se escribe así?) y fue muy distinto al tuyo. Había mucho copete y comida, y lo único que hizo alusión al hecho de que mi amiga tuviera 8 meses de embarazo, fue la entrega de regalos. En el fondo fue como un carrete. No tenía idea de que tradicionalmente los baby shower son como el que tuviste que soportar. En todo caso, quizás me sirva para imitarte en eso de abolir todo intento, conato o germen que surja con el objetivo de que me organicen uno… ahora, quizás yo soy menos optimista que tú y lo sueñe para unos 4 o 5 años más.

"La verdad es que no fue tan terrible y hasta lo pasé bien. Pero eso es 90% gracias a la familia que tengo..."

Qué bacán eso que dijiste. La familia siempre está primero... aunque necesitemos de baby showers para reirnos de ella, jeje.

Saludos a Valeria.


Soledad.

P.D: Igual te recomenté en el blog.

June 21, 2006 3:16 PM  
Blogger Lau said...

Juajuajuajuajuajua!!! ¿Qué hace Bolgeri acá diciendo que la Cony es fome? Ay, me dio un ataque de risa. Auxilio!!!

June 22, 2006 12:45 PM  

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