Wednesday, March 22, 2006

La venimos a estafarla, mi dama

— Conty… ¡Me gané un auto!
Voz eufórica de mi mamá al otro lado del teléfono.
— ¡¿Quéeeeee?!
Voz incrédula mía desde este lado
— Sí, me llamaron de Movistar
Ay no, sólo a mi mamá le pasan estas cosas y se las cree…
— ¿Te pidieron alguna tarjeta?
— Si, la tarjeta Presto
— ¿Y?
— No tenía po
Es verdad. Su antigua animadversión hacia el Líder hace que su tarjeta se a una de las dos de multitiendas que mi mamá no tiene.
— Te pidieron el número de la tarjeta de crédito
— Sí
— Y de la cuenta del banco
— Sí
— ¡¿Y se los diste?!
— No, antes te llamé a ti.
Respiro aliviada. Es una tranquilidad mental, casi un halago que mi madre me considere la hija informada, erudita y solucionadora de problemas que siempre he sido.
Ahí me explicó que la habían hecho una perdida y ella les dijo que los llamaba en 10 minutos más. Me dio el número a mí y el resto podrán escucharlo ustedes mismos con sus propias orejitas en el siguiente audio. Enjoy it!

Tuesday, March 21, 2006

La venimo a estafarla mi dama

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Saturday, March 11, 2006

Patá en la mente: Click en "no admitir"


Y bueno... el siguiente es un escrito reeditado que saqué del baúl de los recuerdos. Su primera edición fue para el grandísimo "Ex-press" y ya que la vida tiene muchas vueltas y que en distintos momentos y circunstancias, siempre terminamos tomando las mismas decisiones (porque el espectro de buenas decisiones siempre es reducido y tienden a repetirse), aquí les va. Sólo a manera de consejo (no es original, me lo dio una vez mi amigo Gonzalo, siempre tan sabio): la única forma real de desligarse es de manera ABSOLUTA, desde el MSN hasta la vida, pasando por el teléfono, los amigos, los enemigos, todo. El problema es que nada funciona si uno antes no se convence de querer cortar con el tema. CONVICCIÓN chiquillas (os) ¡CON-VI-CCIÓN! Ni perdón, ni olvido.
Gracias Bill Gates por inventar el NO ADMITIR.

–¿Estás pololeando?
Tiemblo entera... una sensación de parálisis mental como la que me inspiró a preguntar vía messenger lo que no merece una llamada telefónica me recorre la espina dorsal.
-–Uyyyyy eso a qué viene... tan de repente y tan directo...
-–Así soy yo. Es una respuesta de sí o no
-–Es que no entiendo... En todo caso siempre en mi vida hay algo...
No puedo evitar imaginármelo en un diván de cuero sintético negro, vistiendo la sunga de leopardo, látigo en mano y con un cartel que dice: “Soy fácil, pseudo joven y no virgen” No... definitivamente yo no encajaba en ese cuadro.
–Algo dónde...
–No entiendo tu afán de averiguar
–No te pido que lo entiendas –no le pidamos peras al olmo– además... ¿qué tiene de complicado?
–Es que no estoy hablando de mi vida privada –dale poh Bachelet... qué se cree este espécimen, ¿el nuevo Cristián de la Fuente?– pero como tú eres periodista, no te costará nada averiguar...
–Por eso recurrí directo a la fuente, así no me paso ningún rollo. Sólo quería saber, por mi tranquilidad mental, si terminamos por una tercera persona
–Ufff que fuerte... ¿y cuál es el fundamento para esa pregunta?
Quise hacerlo elegir entre su “pequeña” fama de haberse comido a la mitad de su región o su cambio de discurso en tres días de “eres la mujer de mi vida” a “soy un mártir de la distancia”, pero opté por...
–No puedo darte una razón concreta porque de verdad no la tengo...
–Si quieres saber si terminé contigo por otra... creo que no
–¿Creo?
–Fui bastante claro ¿o no?
Como no le dieron las neuronas para pensar que de haber sido bastante claro no estaría un mes después preguntándole sobre el tema, tuve que aclarárselo.
–No, pero no importa.
–Mira... las historias son y eso no es cuestionable. No tienes que (hipotéticamente) comparar dos historias...
–Porfa no te pongas filosófico que ya con la prueba de antropología que tengo mañana me basta y me sobra.
Como obviamente no llegábamos a nada más que a mi calentamiento neuronal, decidí tomar el toro por las astas y preguntarle directamente si andaba con quien yo creía...
–Me dejas perplejo... aunque realmente ella (la supuesta) no está nada de mal y eso sí que es cierto.
–¿De verdad anduviste con eso? –la voz de mi compañera de departamento, amiga y testigo de la conversación me saca del estado catatónico
–No te preocupes, hasta los aviones se caen... –es mi otra “roommate” y amiga... lo peor es que tiene razón...
No dudo en ponérselo... “hasta los aviones se caen, tenías razón, no soy perfecta -ENTER-”. Me ahorré el “por meterme contigo”, pues apelé a su mononeurona.
Le pedí que obviara la conversación, como yo lo haría por quedarme con un buen recuerdo de lo que fue...
Al contrario de lo que pensé, no me dolió confirmar que ya estaba con otra, de hecho me alivió. Eso respaldaba mi teoría de que simplemente me merezco algo mejor... mucho mejor.
–Adiós, un gusto –le digo.
Como la maravilla tecnológica da para mucho, no sólo cerré el recuadro de la conversación, sino que por fin, con una decisión que no había tenido en un mes, hice click en “No admitir”. Y así le di su “patá en la mente”, en su propia jerga. La primera, la última y la definitiva.

Wednesday, March 08, 2006

La mujer más mujer


Ella nació para ser mamá. Venía con el gen “instinto de madre” insertado, no hay otra explicación. Más de alguna amiga mía le ha dicho que se tiene ganado el cielo por soportarme. Y es verdad. Es la persona que más me quiere y me aguanta, incondicionalmente, a pesar de todo lo que pueda decirle, gritarle o insinuarle.

Ella siempre está ahí, siempre. Y es algo que yo he aprendido a entender, aunque a veces explote, porque resulta un poco asfixiante. Especialmente para una persona tan celosas de SUS espacios, como yo.

La mayoría de mi infancia la pasé con ella yendo y viniendo del negocio. La veía al almuerzo —cuando ya tenía la manía de ver cuanta teleserie brasilera diera el Canal 13— y en la noche, cuando llegaba tarde del trabajo.

Desde que tengo uso de razón fue maniática del orden y del aseo, de sacar la puta sábana de debajo de la cama —cosa que hace hasta el día de hoy hasta en casa ajena—, de subir los muebles arriba de la cama para pasar aspiradora, de cocinar guardando todo al tiro, pasando el pañito, secando el piso. Por eso yo creo que nunca hemos sido compinches de tareas domésticas, porque le ataca que yo necesite cocinar en medio del caos y ordenar después. Porque siempre le echo menos sal y más agua de la que ella le pondría. A pesar de eso, las tres hijas que siempre nos reímos de sus manías estamos condenadas a arder en el infierno de salir corregidas y aumentadas en la mantención de nuestras casas.

Patty Chamy es de esas personas que caen bien a la primera. Que todo el mundo adora, porque son dedicadas, preocupadas. Sí, es verdad, somos absolutamente distintas. Ella es calmada —aparte del tema limpieza y orden, digamos—, siempre anda atrasada en todo, desde las cuentas hasta la misa. Ve mucha tele y tiene una cultura popular que nos peleamos a la hora de jugar Trivium. Se sienta a conversar con mis amigos —que terminan queriéndola más a ella que a mí—, lo que me causó más de un suponcio en mi etapa escolar, pero que ahora —conociendo a cada especimen de padre que tienen algunos de mis amigos— me encanta.

Ella tomó opciones que yo probablemente nunca tomaría. Dejó la Universidad para casarse y sus amistades por su familia. De ahí que su preocupación casi única y trascendente seamos nosotros… los Hola Chamy.

A pesar de quedar viuda joven, aperró increíble. Salió de la casa y partió a trabajar por nosotros y nos sacó adelante sola… absolutamente sola. Siempre con el apoyo en la casa de nuestra incondicional “Viejita”, que merece post aparte.

Mi madre ama a todos mis pololos. Bueno, a casi todos. Por lo menos hasta que me hacen algo terrible. Cuesta que alguien le caiga mal, pero si pasa, es categórica. Ni perdón ni olvido… pero ni siquiera ahí los odia, porque es incapaz de odiar, sólo deja de hablar de ellos. Los que no me hacen nada terrible los recuerda con cariño hasta el día de hoy, les manda saludos y me reta por ser “tan bruja”… por eso no me duran. Eso nos causa más de una pelea porque si hay algo que tiene mi mamá es la cabeza bien dura: Jalisco Zapata… si no pierde, empata. Es IM-PO-SI-BLE que reconozca un error.

Trata de mantenerse al margen de mis relaciones. Trata no más, porque siempre escucha, opina y se mete, pero en la onda consejo, nunca en la onda castigo ni intromisión relacional. Trata de ser tolerante y “moderna”, como le encanta decir, pero no le resulta mucho… tenemos 2 generaciones de diferencia y hay muchas cosas que le chocan, aunque trate de no demostrarlo.
Me educó con el speech de “hay que ser la mejor por uno, ni por el premio ni por el resto” y le funcionó bien. Si ella pudiera dármelo todo, me lo daría, pero la vida se encargó de que no pudiera y que yo tuviera que ser busquilla desde chica, cosa que agradezco enormemente. Y claro, a pesar de su speech siempre fue la primera en babear en las premiaciones. Ahora su hobbie es recortar mis reportajes y guardarlos para mostrárselos a sus amigos quienes, por supuesto, babean con ella.

No somos amigas, pero la adoro. No le cuento todo, pero sé que va a ser la primera a quien llame en mi minuto de colapso. Y aunque nunca se lo diga, es la persona que más quiero en este mundo, por la que rezo todas las noches antes de acostarme. La única que merecería un homenaje por el —una vez más— manoseado y mediático día de la mujer. Claro, porque ella es el prototipo de la mujer que merecería todos los días ser homenajeada, que debería todos los días recibir piropos. Pero, lamentablemente, no nos crío para eso y generalmente la molestamos mucho más de lo que la regaloneamos.
Así que le haré este regalo un día como hoy en esa manera que a ella le gusta tanto de mí: escribiéndole. Simplemente gracias… por todo, por siempre.

Monday, March 06, 2006

ACLARACIÓN

Aviso de utilidad pública:

Dada la polémica que desató la foto anterior, ésta será cambiada por una que refleje mejor el contenido del post. NO es una persona específica, sino un conjunto de esas personas que uno se encuentra en la vida y que toma para construir un personaje. NO era la idea que se asociara a una en sí y por eso (ya que el photoshop no me quedó como esperaba) la foto será cambiada por otra mejor en que se mezclen varias.

Saludos.

Cony la polémica

Wednesday, March 01, 2006

El Yago Edípico

Y se apareció marzo. Ese mes fascinante, en que comienzan tantas cosas juntas. Volvemos al training universitario, los hermanos/primos/sobrinos al colegial. Las madres vuelven a sus respectivas rutinas y, por fin, dejan de pasarse el día pendiente de uno —la mía se lo pasa igual, independiente del mes, pero bueno—. Comienzan los tacos en las calles y, por supuesto, la tan publicitada guerra de las teleseries…
Es por eso señoras y señores que vengo a ofrecerles el hit del primer semestre 2006. Un modelito de colección para que tomen nota los guionistas de las próximas teleseries: el Yago Edípico.

Tal cual su nombre lo indica, en un exceso de imaginación basada en la realidad decidí juntar dos clásicos del género dramático mundial para construir un personaje complejo y de antología.

Funciona así. El Yago Edípico es un personaje en esencia resentido. Lo esconde muy bien bajo una falsa modestia que a ratos —y sólo ante los ojos de expertos a quienes no logra engañar—apesta. Es cínico por esencia, lo que no quiere decir que encuentre todo bueno siempre. Me explico. El Yago Edípico tiene dotes de intelectual y se esfuerza por demostrar que le va bien en la vida. Por ejemplo, lucha por buenas calificaciones al punto de desvivirse por compararlas con las del resto —algunos hasta tienen anotado el ranking en la tapa de la agenda—. Tanto se esfuerza por demostrarlo que se pierde dos tercios de lo que el común de la gente llama “tener vida”.

Generalmente vive pendiente de lo que hace, dice o escribe en un blog el resto. Aunque toma la pose de “yo te digo las cosas a la cara” prefiere mil veces el anonimato a una buena conversación aclaradora. En el minuto que visualiza a su Otelo nunca más lo dejó tranquilo. Son obsesivos, pero cobardes. Pelan desde la oscuridad y traman acciones destructivas desde lo clandestino. Hay que tener cuidado, porque como no son capaces de enfrentarse ni a ellos mismos, andan buscando pañuelos que el resto deje tirados para inventar aberraciones que después andarán pregonando en eventos sociales ajenos.

Al lado de este modelito, lady Macbeth es una guagua de pecho.

Son sumamente inteligentes, pero no se compran demasiado el cuento. Por esencia inseguros, no son capaces de tener opiniones fuertes ni de luchar por lo que creen. Si algo les parece mal —pero todo el resto lo encuentra bien— probablemente no sólo se quedarán callados, sino que además apoyarán los argumentos contrarios, aunque para eso terminen vendiendo el alma. ¿Su canción favorita? Nunca quedas mal con nadie.

De Yago entonces tiene el cinismo, la envidia y la inteligencia.

De Edipo, lo mamón. Muchos de ellos fueron criados sobreprotegidos con mamis que les solucionaron hasta el más mínimo problema. De sus familias generalmente —no siempre— conservadoras y estrictas heredaron ese don innato de juzgar la paja en el ojo ajeno sin ver el tremendo poste en el propio.

Pero sin duda el rasgo más edípico de todos es la ceguera. Porque claro, en su afán por escalar posiciones a codazo limpio no se dan cuenta de que, al final, se van a quedar solos. Y no es que la soledad sea terrible como una opción, pero sí como un castigo divino.

En fin, luego del éxito del ondómetro —que ya hasta tiene fans internacionales— no puedo dejar mi momento creativo. Pongo a disposición del mercado este nuevo personaje. Ficticio, por supuesto y absolutamente original, cualquier acercamiento con la realidad es mera coincidencia… como siempre.