La bruja artificial

Continuando con la saga de potenciales personajes para mejorar el gremio de guionistas de teleseries —el primero y muy exitoso fue el Yago Edípico—, ahora llega nuestro segundo exponente: la bruja artificial. Pero este tiene un plus: está autoinspirado.
Sí señores, soy una bruja. ¡Y de la peor calaña!, de esas con la verruga en la nariz y la risa demoníaca. De esas mismas soy yo.
Pasé de “exquisita eficiencia” a “maldita bruja” en menos de una semana y todo por ser —o tratar de ser— buena onda y salvar una amistad hundida. Yo no entiendo cómo tengo amigos si soy tan mala. Cómo mi familia me soporta y cómo tengo pega si soy incapaz de querer a nadie.
A mis nuevos lectores —post aparición en lun— les pido que no se espanten, porque soy una bruja, sí, pero una bruja artificial. (Y lean “Fucking new year” y “Matrimonio ABC1” para hacerse una idea del blog e su mejor momento).
Les explico de inmediato: la bruja artificial tiene polvitos de inseguridad que esparce por las vidas de los que más quiere. Por su condición intrínseca —de bruja, digamos—, daña, hiere y destruye a los que la quieren porque ella es incapaz de querer.
Aunque tiene competencia —y de la buena—, ante los ojos de la víctima, ella es la única fuente de sus males. Porque esta es una bruja de pecho comparada con otras, las que lo hundieron en la inseguridad desde un principio: las brujas Yocasta. Bueno, pero esas no cuentan, porque han tenido tanto tiempo el dominio de la mente de la víctima que ellos las consideran su mayor bien y tienen una relación casi simbiótica con la que la bruja virtual no puede —o se cansó— de competir.
Además de los rollos mentales, la bruja artificial es alimentada con los comentarios de familiares y “amigos” —sí, bien entre comillas la verdad— de la víctima que la encuentran lo peor. Esos que siempre lo sobreprotegieron y le achacan a ella todos los hechizos y depresiones que pueda tener el pobrecito niño: desde su indiferencia ante la vida hasta su ilustre cesantía… todo por culpa de la maldita.
Pero lamento comunicarles que la bruja artificial sólo existe en la mente de quienes necesitan proyectar sus problemas en otros —dícese, artificial—. Quienes tienen sus propios fantasmas de los cuales escapan extrapolándolos en la carne y los huesos de una bruja artificial.
Porque ellos son capaces de echarlo todo por la borda, de no encontrarle nada bueno ni recordar que el 80% del tiempo esa bruja los hizo felices. Porque la bruja trae consigo un chip de “Delete” de todos los momentos notables, como ver un DVD abrazados debajo del plumón; escaparse a Papudo y tener que volver el mismo día porque nada estaba a la altura de la víctima ABC1 que es; caerse del caballo —y terminar con una contusión en la espalda hasta el día de hoy— por tratar de integrarse a su hobbie de perseguir rumiantes; ayudarlo en cuanto trabajo necesitó para que sacara su misma carrera pero en la mitad del tiempo; y hacerlo reír… tantas veces como fuera necesario y tantas veces como él la hizo reír a ella. No, esos son detalles obviables… volvamos a la bruja.
Maldita bruja inteligente, no acepta los alegatos y la muy patuda utiliza la legítima defensa diciendo que hay una lista muy grande de gente en la vida de las víctimas que los volvió inseguros, mucho antes que ella —partiendo por Yocasta— ¡Cómo si le fuéramos a creer!
Brujilda del demonio… pérfida y sin corazón. Qué fácil es crear un personaje como ése y qué difícil reconocer que las relaciones humanas se componen de dos —a los narcisistas y esquizofrénicos los dejamos fuera de este tema— y que los errores no son atribuibles a una sola persona, demonizada y maldecida. Siempre es más fácil echarle la culpa al otro —¡vade retro Belcebú!— y no ver lo débiles que somos, con esa misma actitud.
Porque brujilda nunca se olvidó de algún aniversario ni dejó de acompañarlo a una misa trascendente “porque le daba lata”. Tampoco dejó que su familia se metiera en decisiones importantes ni lo abandonó en una fiesta, mucho menos lo dejó botado —literalmente— en el cumpleaños de su mejor amigo porque estaba tan curada que ni se acordó que andaba con él. A ver… un momento… ¿quién es la bruja y quién es la víctima? Hagan sus apuestas.
"Pensar que ya no puedo ni adorarte como antes
porque estoy ocupado en culparte...
Quemándome en silencio entre el odio y el rencor
fui abriéndote una causa en mil hojas de dolor...
Culpable... ¿Sos la única culpable?
Yo te acuso y te maldigo, te destierro de mi alma y mi corazón..."
(Vicentico)
PS: Siempre recordando que este Blog es una mezcla entre realidad y ficción, este post está dedicado a todas las personas que fueron atacadas por aquellas a las que algún día quisieron mucho. Daniella, Titi, Patty Maldonado, Carlita… este blog es para uds. BOOM BOOM